Adquirir una pronunciación correcta de los sonidos es la base del aprendizaje de la lectoescritura sin dificultades |
Uno de los motivos de consulta más frecuentes
en nuestro Servicio de Logopedia en UDITÁN es el llamado Trastorno de la articulación o Dislalia
Funcional, consistente en una incapacidad para pronunciar o formar correctamente ciertos sonidos
o fonemas. Los padres y madres comienzan a preocuparse cuando sus hijos no
pronuncian correctamente algunas palabras, especialmente cuando detectan que
otros/as niños/as de su misma edad sí lo hacen.
En estos casos, es posible que exista
una dificultad únicamente en el componente fonológico del lenguaje. Es decir,
cuando al hablar “no entendemos lo que dice el niño”, “no habla claro” o “se
come letras”, repercutiendo en la claridad de su discurso. Cuando se trata de
un único fonema hablamos de dislalia
simple, pero cuando son varios los sonidos que no se pronuncian hablamos de
un retraso del habla. Un diagnóstico
preciso se hace imprescindible para orientar el tratamiento y facilitar pautas
familiares personalizadas. La reeducación logopédica de las dislalias se
trabaja mediante ejercicios de respiración, relajación, soplo y praxias,
conjunto de actividades que recibe el nombre de TERAPIA MIOFUNCIONAL.
El hecho de cometer errores en la
pronunciación mientras se producen las primeras adquisiciones del lenguaje es
un factor normal, sin embrago, lo esperable es que con el transcurso del tiempo,
el fortalecimiento y la maduración de los órganos articulatorios (lengua,
labios, mandíbula…), se acceda a la pronunciación correcta de todos los sonidos
a la edad de 7 años.
Las primeras alarmas a menudo suelen darse cuando empieza el aprendizaje de la lecto escritura |
Muchos de estos errores
en la pronunciación no son tomados en serio hasta que se empieza el aprendizaje
de la lecto-escritura en el colegio, momento en el que surgen las primeras
dificultades para asociar cada letra con su sonido. Pero ¿cuál es el
funcionamiento de esta dificultad exactamente? Cuando el niño pronuncia el
fonema incorrectamente, lo escucha de forma distorsionada y a continuación lo
transfiere a la escritura, llegando a escribir y leer las palabras tal y como las
percibe, de manera incorrecta. Como consecuencia de este bucle, el niño no
entenderá lo que lee y/o escribe, y por lo tanto estaremos hablando de un
problema de aprendizaje originado por una dificultad del habla.
Ahora bien, para evitar consecuencias
futuras, es importante practicar el aprendizaje
sin error. Es decir, que cuando nuestro hijo comete estos errores no imitemos y repitamos esta mala
pronunciación -aunque suene graciosa-, ya que esta acción repercute en que el
niño registre la palabra mal
pronunciada y acabe aprendiéndola de la misma forma. Lo que debemos hacer es
proporcionarle el modelo correcto, repitiendo esa misma palabra bien dicha.
También es importante destacar la
importancia de los docentes de educación preescolar y primer ciclo de primaria a
la hora de detectar tempranamente las dificultades de pronunciación, así como los
posibles retrasos en el habla de los alumnos con el fin de ser derivados al
logopeda para ayudarles a superar y corregir las dislalias lo antes posible.
La no intervención de las dificultades
del habla puede provocar que no se adquiera correctamente el aprendizaje de la
lectoescritura llegando a sufrir numerosas consecuencias personales, sociales,
de aprendizaje y laborales.
Laura Gutiérrez Enes
Logopeda Equipo Uditán
Col. Nº 3847